¿Qué pasaría si enviasen a defender una trinchera a dos payasos? Bajo ésta consigna se ha construido la dramaturgia que pone a la luz las miserias, así como la parte solidaria, de la especie humana.
Un desafortunado problema mecánico en el helicóptero provoca un aterrizaje forzoso, y los protagonistas la cabeza del destacamento y su subordinado, se instalan en la trinchera, donde montan la guardia para salvaguardar el territorio. Ya instalados entran en la rutina del soldado: montar guardias, atacar, defenderse del enemigo. La dureza de la guerra, de la jerarquía militar y el hambre, hacen que la relación de los personajes sea cada vez más tensa y desemboca en una pequeña batalla entre los dos. Crean dos trincheras con sus propias banderas, medallas e himnos. La parte más cruel sale en el momento en que uno de los payasos hace prisionero al otro y lo tortura. El prisionero se escapa y se convierte en el verdugo del otro. Finalmente, la amistad es la que vence y los dos se rebelan contra la guerra que todo lo ensangrienta, que todo lo desgarra.
